El Canario fue una danza cortesana y teatral española para pareja mixta, muy popular entre los siglos XVI y XVIII.
“Bailar Canario» significa saber cómo moverse con ligereza, gracia y vigor.
Según el Tesoro de la Lengua Castellana, de Sebastián de Covarrubias, se denominó así por haberla traído a la península los naturales de las Islas Canarias.
Si bien los orígenes del canario cortesano y el momento de su transvase al escenario teatral son difíciles de ubicar, es muy posible que sus antecedentes coreográficos sean canarios.
En las islas sobrevive actualmente una danza denominada sirinoque cuyos rasgos coreográficos principales son la percusión de los pies en el suelo y el acercamiento y distanciamiento de cada uno de los componentes de la pareja de danzantes durante el baile.
Muy pocos años mas tarde, en 1589, el presbítero francés Jean Taburot, bajo el seudónimo de Thoinot Arbeau, indica: “Algunos dicen que en las islas Canarias se usa esta danza y que les es habitual. Otros, con cuya opinión estoy más de acuerdo, sostienen que su origen es un ballet compuesto para una mascarada, en la cual los danzantes estaban vestidos de reyes y reinas de Mauritania, o bien en forma de salvajes, con plumeros teñidos de diversos colores”.
A mediados del siglo XVII, en España, se encontraba tanto en el ámbito académico como en el teatral.
Es decir, el canario es una danza codificada académicamente que ha de comenzarse con el pie que caracteriza las danzas cultas, y sus ejecutantes están obligados a una interpretación simétrica, al repetir cada una de las mudanzas comenzando en su segunda vez con el pie derecho.
«Canario» se cita en las obras de autores como Shakespeare, Cervantes y Lope de Vega. Compositores como Couperin, Lully, Kapsberger o Gaspar Sanza compusieron obras con este ritmo. Actualmente, este baile aparece en los repertorios de grandes intérpretes de la música antigua