La Cícer, antiguamente conocido por su topónimo original Punta Brava, fue el primer lugar que acogió a los pioneros del surf, cuando su práctica se introdujo en Gran Canaria de la mano de extranjeros y peninsulares en el año 1970.
La Cícer, denominada así porque en los años 70 se ubicaba la central eléctrica de la Compañía Insular Colonial Eléctrica y Riegos (CICER). Se levantan las olas más grandes de la playa, al no tener barra que la proteja, por lo que es utilizada para la inicialización en la práctica del surf. Finalmente, en El Confital se crea un tubo que es utilizado por los más experimentados por su rapidez y fuertes contrastes.